¿Cómo influye la crianza que tuviste en tu amor propio?

El amor que nos tenemos a nosotros mismos viene dado, en gran medida, por cómo nos quisieron nuestras figuras de apego. El amor propio viene determinado por cómo nos trataron en nuestra infancia.

Para convertirse en algo propio, en algo interno, de uno mismo para uno mismo, primero necesitó ser externo y recibido desde fuera. Para tener modelos de cómo tratarnos a nosotros mismos necesitamos ver primero cómo nos tratan y perciben los demás.

Vamos a conocer, a continuación, diferentes tipos de crianza y cómo éstas pueden influir en nuestro autoestima y autoconcepto.

Figuras de apego críticas

Si hemos crecido en familias donde había mucha exigencia, perfeccionismo, poco espacio para equivocarnos y consecuencias muy negativas cuando no se llegaba a las expectativas, nuestro diálogo interno va a ser exigente y poco permisivo.

Figuras de apego sobreprotectoras

En cambio, cuando nuestras figuras de apego nos sobreprotegen por miedo y nos cohartan la autonomía, vamos a sentirnos con poca capacidad de afrontamiento.

La desconfianza en nuestros propios recursos para enfrentarnos a los retos va a acompañarnos en la vida adulta, porque no se nos impulsó a intentarlo, equivocarnos y crecer después.

Figuras de apego negligentes

Cuando en casa no se atendió nuestras necesidades y vivimos con la ausencia física o emocional de los adultos, vamos a desconectarnos de lo que necesitamos y deseamos. Convirtiéndonos en adultos negligentes consigo mismos. Adquiriendo la creencia de “yo no importo”.

Figuras de apego respetuosas

Hay personas que crecen en ambientes donde hay comunicación, amor incondicional, inteligencia emocional, límites y autonomía. Por ello, podrán desarrollar una adecuada gestión emocional y confianza en sí mismos.

Sin duda, no podemos cambiar el pasado ni cómo fuimos criados, esa es la meta de salida. Sin embargo, hasta la meta queda mucho camino.

La ciencia nos dice que nuestro cerebro cuenta con una cualidad increíble: la neuroplasticidad.

Es decir, creamos nuevas redes neuronales hasta que morimos, por lo tanto, creamos nuevos caminos y formas de funcionar en nuestras relaciones y en la relación con nosotros mismos. Podemos aprender a querernos como hubiéramos necesitado que nos quisieran.

En Pura Vida te acompañamos a fortalecer tu amor propio y crear un apego seguro contigo mismo, en el presente.